Habían quedado en el claustro de los Velada y todos pidieron café. Después de saborearlo, Fernando dijo: - Qué buen café tienen aquí.
- Un poco fuertecito - Apostilló María.
- Está delicioso - Recalcó Virginia.
- Da gusto saborearlo - Sentenció Ángel.
Y siguieron charlando de sus cosas.
Javier Auserd.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario