Claustro.

Habían quedado en el claustro de los Velada y todos pidieron café. Después de saborearlo, Fernando dijo: - Qué buen café tienen aquí.
- Un poco fuertecito - Apostilló María.
- Está delicioso - Recalcó Virginia.
- Da gusto saborearlo - Sentenció Ángel.
Y siguieron charlando de sus cosas.
Javier Auserd.

Solo uno.

Ahora ya solo tomo el primer café del día, que me sabe buenísimo, pero nada más. Es una pena.
Javier Auserd.

Ojalá que llueva café.

Parece que viene mejor tiempo, pero sigue sin llover y eso nos va a pasar una factura muy cara a todos y en todo. ¡Ojalá que llueva café!
Javier Auserd.

Nieve y espera.

Mientras cae la nieve y esperamos que le hagan la operación del oído y salga bien, tengo que tomar otro café.
Javier Auserd.

Navidad.

Ahora sí que está cerca la Navidad, a una semana. Lo que pasa es que llevan tanto tiempo bombardeándonos con ella que estamos hasta el gorro (y no precisamente el de Papá Noel). En fin, tendré que tomarme otro café.
Javier Auserd.

El Café Gijón.

El café Gijón de Madrid, refugio de tertulias literarias, lleva acogiendo a través de tres siglos lo mejor de la esencia del café y de la literatura. Yo estuve allí, es verdad que hace mucho.
Javier Auserd.

De buena mañana.

Me acabo de tomar un café de buena mañana de sábado. Estaba delicioso. Es una de las pocas cosas buenas de la vida.

Javier Auserd.